En muchas ocasiones nos encontramos con obstáculos que dificultan nuestro camino: ansiedad ante situaciones que no podemos controlar, problemas laborales que nos desbordan, rupturas personales, pérdidas de seres queridos, falta de ganas de hacer cosas, pensamientos molestos que no podemos quitar de la cabeza, dolencias sin causa física aparente o pérdida de control a la hora de afrontar conductas problemáticas de nuestros hijos. Unas veces logramos salir adelante, a pesar de todo. Pero otras, lo que hacemos es intentar con todas nuestras fuerzas vencer ese obstáculo y nos detenemos, luchando para controlar lo que nos perturba, seguir sintiéndonos a gusto y cumplir nuestras metas, resultando en vano nuestros esfuerzos.
Así por ejemplo, si tenemos miedo a estar con gente, nos encerramos en casa y esto a la larga, nos trae consecuencias mas negativas. Si pensamos que somos un fracaso, luchamos

para no pensar en ello y dejamos de hacer cosas por miedo a no hacerlas bien. Nos vamos enredando en una red que cada vez nos atrapa mas. Esto nos produce sufrimiento (ansiedad, depresión, fatiga crónica, sentimientos de soledad, obsesiones, etc) y queremos aliviarlo. Entregados en nuestra lucha detenemos nuestro camino y nos olvidamos de las cosas que nos importan en la vida. Necesitamos en este momento la ayuda de un profesional especializado, la ayuda del psicólogo que nos proporcione pautas para manejar esos obstáculos, aliviar nuestro malestar y poder continuar hacia adelante, profundizando en todo aquello en lo que deseamos mejorar. También necesitamos aprender habilidades necesarias para prepararnos para nuevas adversidades que, indudablemente, van a aparecer a lo largo de nuestra existencia.